Evita el Trastorno Afectivo Estacional con ejercicio

En invierno no solo las temperaturas bajan y los días se acortan, sino que nuestro ánimo también puede verse afectado. De repente nos sentimos más irritables y tristes, con menos energía pero mayor ansiedad y dificultad para conciliar el sueño; tanto nos influye el desánimo que no podemos seguir con un ritmo de vida normal o hacer una actividad cotidiana. Sin embargo tendemos a creer que esto es lógico por el cambio de temperatura y de luz natural, sin preocuparnos. Pero el Trastorno Afectivo Estacional (TAE) es una afección reconocida médicamente y es sufrida por un gran número de personas. Y, sobre todo, puede ser combatida gracias al ejercicio.

Trastorno Afectivo Estacional, ¿qué es?

También conocida como depresión estacional, esta alteración en el estado de ánimo suele afectarnos más a finales de otoño; sin embargo, aunque menos frecuente, también puede darse en verano con las subidas de temperatura y la reducción de humedad.

Según el Instituto Nacional de la Salud Mental de Estados Unidos, no hay que confundirse con la astenia estacional; para ser diagnosticado el TAE los pacientes deben de sufrir sus síntomas de forma continuada y presentar signos de depresión. Algunos de los síntomas que el TAE comparte con la depresión son la falta de energía, el insomnio, la ansiedad y la irritabilidad, la falta de concentración o la variación del apetito y el peso de la persona.

Por otro lado, según el NIMH, existen factores que aumentan tu riesgo de sufrir el Trastorno Afectivo Estacional. Estos son: ser joven o mujer, vivir lejos del ecuador o que algún familiar lo haya sufrido, entre otros. Y aunque se desconocen las causas, los investigadores creen que puede ser por desequilibrio de serotonina, producción excesiva de melatonina o insuficiente de vitamina D.

El ejercicio físico, una de las soluciones

El mismo NIMH señala cuatro tipos de tratamientos para el TAE: medicación, fototerapia, psicoterapia e incremento de Vitamina D. Estos, junto a una alimentación saludable, pueden ser usados de forma individual o conjunta, pero siempre bajo supervisión médica. Sin embargo, podemos apoyarnos en el ejercicio físico al aire y los beneficios que conlleva.

Uno de los consejos médicos para combatir el TAE es aumentar las salidas fuera de casa, con cualquier excusa. ¿Y qué mejor que salir a la calle en invierno si es para practicar Nordic Walking? Aunque cualquier deporte resulta beneficioso, también dar un paseo, es ideal realizar uno de impacto suave como nuestra actividad favorita.

Practicar deporte al aire libre nos hará estar más expuestos a la luz del sol, incrementando el nivel de endorfinas; así nuestro humor mejorará, reduciendo el estrés y ayudándonos a la hora de dormir. En relación con la serotonina, desequilibrada si se sufre TAE, esta se incrementará al estar al aire libre. La luz natural alienta al cerebro a producir serotonina y equilibrar la melatonina, reduciendo los posibles factores de riesgo.

Además, la Marcha Nórdica mejora especialmente la circulación sanguínea de pies y manos; y de cara a los meses de invierno, donde se tiende a comer más, podremos mantener a raya nuestro peso.

En definitiva, el Trastorno Afectivo Estacional está estrechamente relacionado con el ejercicio físico; sin ser un tratamiento farmacológico, puede ser de gran ayuda junto a una alimentación rica en carbohidratos.

 

 

Foto de portada: www.headwater.com

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